Si has salido a comer a un local de comida rápida recientemente, es probable que te hayas topado con una de estas escenas: tu pedido llega incompleto, la hamburguesa parece ensamblada con prisas (y sin cariño), o simplemente hay una desorganización palpable que hace que la espera se eternice. No eres el único.
Muchos consumidores están notando una caída en la calidad y el servicio. Y al analizar el porqué, un factor salta a la vista: la cara cada vez más joven detrás del mostrador. ¿Está la falta de experiencia laboral y de nociones de responsabilidad afectando a estos establecimientos?
No se trata de culpar a los jóvenes. La situación es más compleja y la responsabilidad última recae en la gestión de las cadenas. Pero es innegable que un fenómeno está ocurriendo.
El Ciclo Sin Fin: Alta Rotación y Formación Express
Las cadenas de comida rápida operan con un modelo de alta rotación. Los estudiantes son una mano de obra ideal: disponible, con horarios flexibles y sin expectativas salariales altas. Sin embargo, este modelo tiene consecuencias:
1. Formación Insuficiente: Un nuevo empleado puede estar atendiendo en caja o preparando comida en cuestión de horas. No hay tiempo para enseñarle los detalles que marcan la diferencia: cómo distribuir los condimentos de forma uniforme, la importancia de verificar el pedido o cómo manejar un pequeño problema sin necesidad de llamar a un supervisor sobrecargado.
2. Falta de "Propiedad": Para muchos, este es simplemente un trabajo temporal, un medio para un fin. Es difícil desarrollar un sentido de orgullo y responsabilidad por un puesto que no se planea mantener a largo plazo. El resultado puede ser una actitud de "cumplir" en lugar de "hacerlo bien".
3. Poca Experiencia en el Mundo Laboral: Para un gran porcentaje de estos jóvenes, este es su primer trabajo. Aún están aprendiendo lo que significa la puntualidad, la gestión del estrés en un entorno frenético o cómo lidiar con un cliente descontento. La paciencia y las habilidades sociales se adquieren con la experiencia, de la que a menudo carecen.
Las Consecuencias en tu Bandeja (y en tu Paciencia)
Esta tormenta perfecta de factores se traduce en lo que vivimos como clientes:
· Inconsistencia en la comida: La hamburguesa que probaste la semana pasada era perfecta, pero la de hoy está seca, le falta salsa o tiene un ingrediente olvidado. La receta es la misma, pero la mano que la prepara no tiene la práctica para mantener el estándar.
· Servicio Lento y Desorganizado: Ver a un grupo de empleados mirándose sin saber qué hacer ante una pequeña avalancha de pedidos es común. La falta de liderazgo y de experiencia colectiva ralentiza todo el proceso.
· Falta de Proactividad: Un empleado con más experiencia puede anticipar problemas ("este cliente lleva esperando mucho, voy a verificar su pedido"). Un empleado novato, abrumado, suele centrarse en una única tarea, sin ver el cuadro completo del servicio al cliente.
· Errores en el Pedido: "Sin pepinillos" se convierte en una ruleta rusa. La falta de atención al detalle y la presión por ser rápido son una mala combinación.
¿Dónde Está Realmente el Problema? La Gestión
Señalar solo a los jóvenes es miope. Ellos están haciendo su trabajo, a menudo en condiciones estresantes y por un salario bajo. El verdadero quid de la cuestión reside en la gestión de las franquicias:
· Inversión Mínima en Personal: Se prioriza la reducción de costes sobre la calidad. Invertir en formar bien a un empleado o en retener a los buenos con incentivos no parece ser una prioridad.
· Falta de Supervisores Capacitados: Un buen supervisor puede marcar la diferencia, guiando y enseñando a los nuevos. Pero si los supervisores también están sobrecargados y mal formados, el barco se hunde sin timón.
· El Modelo lo Permite: Al final, la gente sigue consumiendo. Mientras las ventas no caigan en picado, no hay un incentivo real para cambiar un modelo que, aunque deficiente, es rentable.
Conclusión: Un Llamado a la Mejora
La próxima vez que tu pedido venga mal, recuerda que la persona que te atendió probablemente lleva solo unas semanas en el puesto, está ganando el salario mínimo y se enfrenta a una jornada estresante.
La solución no está en quejarse de los jóvenes, sino en que las cadenas reevalúen su modelo. Mejorar la formación, crear un ambiente donde los empleados se sientan valorados y fomentar la retención del talento (incluso en la comida rápida existe el talento) no solo mejoraría la experiencia del cliente, sino también el ambiente de trabajo.
Al final, un empleado feliz y capacitado es la mejor receta para un cliente satisfecho. Y eso es algo que, por ahora, parece haberse olvidado en el manual de operaciones.
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Nota final: Este es un tema que suele generar debate. ¿Estás de acuerdo? ¿Has tenido experiencias positivas o negativas recientemente? ¡Déjanos tu opinión en los comentarios



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