Hubo una época en la que decir "Tulum" era sinónimo de playas vírgenes, ruinas mayas misteriosas y un bohemio escape de la realidad. Hoy, pronunciar su nombre solo evoca una cosa: una estafa a cielo abierto.
El "it destination" de Instagram, el favorito de los influencers y los que quieren aparentar lo que no son, se está muriendo por su propia avaricia. Y la noticia más esperanzadora es que, por fin, los turistas se están dando cuenta y están votando con los pies (y la cartera).
Si estás pensando en ir a Tulum, permíteme ahorrarte el disgusto: no vayas. Y te voy a contar por qué.
El Saqueo con Visa Turística: La Ruina de Tulum
Olvídate de la idea del paraíso accesible. Tulum se ha convertido en un parque temático para ricos, donde te cobran hasta por respirar aire con olor a incienso y copal.
· Hospedaje para millonarios: ¿Una noche en una cabaña "rústica" y "eco-chic"? Prepárate para desembolsar lo que en otro destino te costaría una semana entera. Hoteles que se aprovechan de una moda pasajera para inflar sus precios de manera obscena.
· Comer es un lujo: ¿$500 MXN por un taco de pescado? ¿$200 por una cerveza? Esto no es una exageración, es la triste realidad en la Zona Hotelera. Menús con precios en dólares diseñados para exprimir hasta el último centavo a los incautos.
· La estafa de las "experiencias": Cobran por todo. Por estacionarte en un lote de tierra (si es que encuentras lugar), por entrar a una playa que es pública, por usar un sillón desgastado... La sensación constante es que te están viendo la cara de cajero automático.
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Pinche lugar culero |
El Efecto Boomerang: Tulum se Queda Sin Turistas
La ley de la oferta y la demanda es implacable. La gente no es tonta. Cuando un destino ofrece una pésima relación calidad-precio, la gente busca alternativas. Los foros y las redes sociales están llenas de testimonios de personas decepcionadas, asqueadas por la gentrificación extrema y los precios abusivos.
Los negocios que subieron sus precios de manera desmedida ahora ven cómo las mesas se vacían y las habitaciones no se llenan. Tulum se está quedando sin su recurso más valioso: las personas. Y se lo merece.
Alternativas que SÍ Valen la Pena (y tu Dinero)
Si lo que buscas es la magia del Caribe Mexicano sin que te roben, el sureste de México está lleno de joyas mucho más auténticas, hermosas y, sobre todo, accesibles.
1. Bacalar: La Laguna de los Siete Colores
Es el antídoto perfecto para la sobrestimulación de Tulum. Aquí el protagonista es el agua dulce en increíbles tonos de azul. Es más tranquilo, los precios son sensatos y la vibra es de auténtica conexión con la naturaleza. Nada de fiestas techno pretenciosas, solo el sonido del agua y la brisa.
2. Mahahual: El Pueblo Caribeño Auténtico
Este pequeño pueblo pesquero tiene un malecón encantador, una barrera de coral espectacular para hacer esnórquel y un ambiente relajado y familiar. Es como era Tulum hace 20 años. Los precios son justos y la gente, maravillosa.
3. Isla Holbox: La Despreocupación Hecha Isla
Aunque también ha subido de precio, Holbox aún conserva su esencia descalza y hippie. Calles de arena, coches prohibidos, atardeceres de infarto y un ambiente festivo pero no pretencioso. Perfecto para desconectar de verdad.
4. Huatulco: La Joya Pacífica de Oaxaca
Si puedes ir un poco más lejos, Huatulco es la definición de un turismo bien planeado. Nueve bahías de aguas cristalinas, desarrollo sustentable y una oferta gastronómica y hotelera de primer nivel a precios que en Tulum serían una fantasía.
Conclusión: Vota con tu Viaje
Tu poder como viajero es enorme. Cada peso que gastas es un voto para el tipo de turismo que quieres apoyar. Al elegir no ir a Tulum, no te estás perdiendo de nada. Al contrario, estás enviando un mensaje claro: no vamos a normalizar el abuso.
Deja que Tulum se quede solo con sus precios inflados, sus influencers pagados y su esencia perdida. Que chingue a su madre el Tulum avaricioso. Hay un México entero por descubrir, con gente amable y lugares que aún valoran a sus visitantes.
El verdadero paraíso no te cobra por soñar. Elige uno de los otros destinos y descubre lo que es un viaje memorable, no un mal sabor de boca (y de cartera).
Cortesía de Bashalpal
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