Existen opciones más viables, como reutilizar aguas tratadas y reparar fugas en la red hidráulica de la ciudad.
Si no se toman medidas para reducir el consumo de agua por habitante en Tijuana, ni una planta desalinizadora ni ningún otro proyecto podrá cubrir la demanda, advirtió Alfonso Cortez Lara, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef).
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Alfonso Cortez Lara |
Recientemente, la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda y el titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Efraín Morales, firmaron un acuerdo para invertir 12 mil millones de pesos en la construcción de una desalinizadora en Playas de Rosarito.
Cortez Lara señaló que este convenio, considerado prioritario por el gobierno federal, era altamente esperado, por lo que los recursos para su ejecución no deberían demorar.
Explicó que el proyecto surgió durante la administración de Francisco Vega de Lamadrid, aunque en un principio estaba planeado para una capacidad mayor (4.4 metros cúbicos por segundo), mientras que ahora se propone a la mitad (2.2 metros cúbicos por segundo).
Sin embargo, destacó que hay alternativas más económicas que la desalinización, como optimizar el funcionamiento del acueducto que abastece a Tijuana. Recordó que el suministro para la ciudad proviene de los pozos de la mesa arenosa de San Luis Río Colorado, Sonora, los cuales no operan a su máxima capacidad.
Además, mencionó que el acueducto requiere mantenimiento para evitar pérdidas y reducir el gasto energético. En Tijuana, las fugas en la red de distribución oscilan entre el 20% y el 25%, lo que representa una oportunidad para recuperar grandes volúmenes de agua.
Otra opción poco explorada es el aprovechamiento de aguas residuales tratadas. Cortez Lara enfatizó que aumentar su uso es clave, pues de nada sirve tratarlas si luego se vierten al mar.
Estas alternativas, dijo, podrían sustituir proyectos costosos y de alto impacto ambiental como la desalinización, la cual consume grandes cantidades de energía y afecta los ecosistemas costeros.
También criticó la falta de promoción de una cultura de ahorro de agua en Tijuana, donde el consumo por persona ronda los 150 litros diarios, muy por encima de los 105 litros recomendados para su clima.
El especialista concluyó que, sin un cambio en los hábitos de consumo, ninguna solución será suficiente. Propuso enfocarse en reducir la demanda mediante campañas de concientización y reservar la desalinización como última opción.
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